Para participar de la experiencia “El libro circular”, que Martín Giner montará hoy de 21 a 23 en la Sociedad Francesa de Tucumán (San Juan 751), hay una serie de instrucciones para poder aprovecharla a pleno:

- Entrás al espacio.

- Escuchás al guía.

- Elegís tu recorrido, visitás las salas en el orden que quieras, las veces que quieras.

- Te encontrarás con cajas parlantes con voces de los autores; con lecturas incómodas en lugares que desafían el cuerpo y la mirada; con un coro de lectores, que leerá solo para vos; con un monólogo mientras tomás café en el living de la casa de una tía; con una platea frente a un escenario donde el espectáculo es un libro...

- Será la oportunidad de escribir tus propias páginas para ser agregadas a este libro que recorrerá el mundo.

“Una vez que entrás, elegís tu propio camino. Todos los rincones de ese espacio se transformarán en instalaciones artísticas inmersivas, interactivas y teatrales, pensadas para que las explores desde múltiples formas”, adelanta Giner en diálogo con LA GACETA. Por la característica de la idea, se puede entrar en cualquier horario en las dos horas en que durará el evento. Por el momento, la de hoy será la única oportunidad de compartir esta iniciativa.

- ¿Cómo construíste los relatos que aparecen de base?

- Son referencias de la vida real; la idea es que estos autores -que justamente no son escritores- creasen una ficción, porque partí de la idea de que al autor se lo ve en su obra. Me parecía mucho más interesante que alguien, que por ahí puede tener una historia de vida complicada, no me respondiese preguntas sobre qué cosas feas le pasaron, sino al contrario: que el lector atraviese su relato para descubrir a esa persona. La forma en que alguien resuelve una situación problemática habla sobre por qué están silenciados o obviados esos personajes.

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- ¿Quiénes aparecen en esas páginas?

- Estuvimos en contacto con personas en situación de calle o fuimos a un albergue para personas con consumo problemático; otros simplemente son laburantes, comerciantes o gente que tiene un oficio. Fuimos a Salta y hablamos con comunidades indígenas, pero de ahí nos contactamos con un empresario del centro o con un turista español que andaba dando vueltas. La idea fue trabajar con personas que están excluidas o silenciadas de alguna manera y a través de la creación de relatos y ficciones de ellas, tratar de llevar su voz a diferentes lugares.

- ¿Fue difícil la selección?

- La idea era buscar un aporte que nos permita hablar de algo, en un proceso de selección de los protagonistas que fue algo arbitrario, porque no se puede evitar que lo sea. Planteamos una búsqueda mucho más amplia de lo que podía abarcar con mi abanico de conocidos o posibilidades; entonces nos contactamos con personas o instituciones con las que no teníamos ningún contacto previo para poder ampliar todo lo posible la mirada. La estructura sobre la que se armó cada relato está creada de forma que todos los relatos se encadenan.

- La propuesta apunta a un público activo, que rompa con la idea del mero receptor...

- Sí, cada quien aporta algo al relato elegido. Los visitantes que quieran sumar páginas al libro, crearán su propio relato que está condicionado por los autores anteriores y condiciona a los que vendrán a futuro. Es como que este libro estuviera separado en partes con diferentes abordajes estéticos, ya sea las cajitas donde escuchás las entrevistas o la lectura de fragmentos según la temática o un monólogo que te habla sobre ciertos aspectos. Vos vas reconstruyendo este libro.

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- ¿Ocuparán toda la Sociedad Francesa?

- Habrá seis espacios distintos, cada uno con algo particular. En alguno te tenés que subir a una escalera para poder acceder al texto; algunos son pequeños y necesitás lupa; en otros es difícil acceder físicamente y se juega con el concepto de que hay que ponerle voluntad para llegar. Los textos se crearon a partir de charlas y entrevistas, no de forma escrita, porque se trabajó con quienes o no estaban alfabetizados o que la escritura formal no es su herramienta más común. Por eso, están grabadas hay una sala donde hay un montón de caja; abrís una y escuchás literalmente la entrevista y la voz de la persona. Está el libro extendido, donde lo podés leer de corrido por el espacio en unos 15 o 20 metros y te vas desplazando a través de las hojas. En otro lugar entran unos 15 lectores sentados y cada uno tiene una silla vacía enfrente; cada asiento tiene una temática: la pérdida, la traición, el miedo, lo que fuera y esos lectores te leen para vos individualmente, de forma personal, un extracto según lo que elegiste. Incluso habrá un entrevistador para que cada uno tenga esa experiencia.

- Es un proyecto de largo aliento...

- La propuesta es desarrollar un proyecto que siga indefinidamente. Lo venimos laburando hace más de un año, con el apoyo del Instituto Nacional de Teatro. Por ejemplo, trabajamos sobre el modelo del viaje del héroe; entonces tengo armado como un modelo de relato sobre el que se va construyendo. Lo interesante es que sobre las mismas consignas hay respuestas muy diferentes en función de la historia de vida o de la perspectiva que cada uno tiene. Los relatos están hechos de forma que se van encadenando, alguien deja elementos que aparecen y el que sigue agrega lo suyo.

- ¿Esperan que las miradas sean disímiles?

- Se dará naturalmente. Por ejemplo, en las personas en situación de calle o con consumo problemático, la perspectiva que tienen sobre el miedo, la pérdida o el hambre va a ser distinta de la de un pibe que es estudiante de ingeniería y vive en el centro; cuando ese texto le llega a él, modificará su microrrelato, que luego lo pasará a otra persona y así sucesivamente. Parte de la propuesta es tratar de poner a dialogar indirectamente, pero a través de la ficción, a personas que no hay forma que se crucen en otras circunstancias. Lo más importante es acercarse de diferentes maneras.